Doris Lessing, ganadora a sus 88 años del Premio Nobel de Literatura 2007, es noticia en las páginas de cultura de la prensa de hoy. La causa: lamenta haber sido la elegida, el pasado octubre, para ostentar dicho premio.
En una entrevista con Jorge Semprún, en referencia a las razones de su decisión, añadía:
En un adelanto de la entrevista que será publicada mañana en The Sunday Times, y difundida también por R4 de la BBC, la escritora confiesa que vive el Nobel como "un maldito desastre. Todo lo que hago ahora es dar entrevistas y pasar tiempo en sesiones de fotos... Desde que gané el galardón, mi vida se ha visto constantemente trastornada."
Y por último, añade que, respecto a la cuestión económica, ya se ha gastado una gran parte: "Mis contables me dicen que debería librarme de ello, de lo contrario se lo quedarán los recaudadores de impuestos".
Pese a sus quejas, tiempo para el oficio no le ha debido faltar, porque estas declaraciones coinciden con la publicación de su nuevo libro "Alfred & Emily", los nombres de sus padres.
Anteriormente, otros autores optaron por rechazar el premio, esta vez sin concesiones: Sartre lo hizo en 1964, explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían de desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones.
En una entrevista con Jorge Semprún, en referencia a las razones de su decisión, añadía:
[...] Tal vez pueda aceptarse un premio internacional, pero sólo si lo es realmente. Es decir, si en una situación de tensión Este-Oeste, se atribuye tanto al Este como al Oeste, en función únicamente del valor de los escritores. Así ocurre con los premios Nobel científicos. Los premios Nobel científicos se atribuyen a rusos, a americanos, a checos, a hombres de cualquier país. Es un premio que sólo tiene en cuenta el aporte científico de tal o cual individuo. Pero, en literatura, no ocurre así."
Sartre no fue el primero en rehusar el Nobel, ya que antes, en 1925, lo había hecho el escritor irlandés George Bernad Shaw. Dicen que Shaw, que era esencialmente un dramaturgo, lo rechazó porque lo tomó en broma, y Sartre, que era un filósofo, porque lo tomó en serio.
Respecto al caso de Boris Pasternak, la historia se complica. Según recoge el periodista y escritor ruso Iván Tólstoi en su libro, La novela blanqueada: Cuando el escritor francés Albert Camus propuso a Pasternak para el Nobel, basándose principalmente en la grandeza de su monumental Doctor Zhivago, que estaba a la espera de ser editada desde 1955, ésta aún no había sido publicada en ruso, condición necesaria para la concesión del premio. Entonces la CIA decidió intervenir:
"Robaron el manuscrito de un avión que había aterrizado en Malta, fotografiaron y editaron el libro de manera clandestina en la editorial Mutón de La Haya". Para evitar sospechas, utilizaron el mismo papel de imprenta que era corriente en la Unión Soviética e imprimieron el texto en diferentes lugares", apunta Tolstói. La famosa editorial italiana Feltrinelli, la primera que editó la novela en 1957, "dio carta de legalidad al libro al estampar su sello en el texto final, tras lo que el libro fue presentado justo a tiempo al comité de los Nobel".
Tras la publicación de la novela en Occidente (1957), "Pasternak recibió serias advertencias por parte de las autoridades soviéticas. Así que, de no haber sido galardonado con el Nobel, Pasternak hubiera sido detenido y enviado a un gulag en Siberia. El premio le salvó de una muerte segura [ ... ] La URSS nunca hubiera publicado el libro, ya que éste hablaba de la Revolución Bolchevique de 1917, del bien y del mal."
Finalmente, Pasternak tuvo que renunciar al Nobel debido a las presiones por parte del gobierno ruso. Y es que hay veces en que la realidad supera a la ficción.
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