La información nos rodea, miremos hacia donde miremos; para bien o para mal nos tiene encerrados en su vertiginoso bucle. Contenidos diversos, anuncios, spams, etc., irrumpen rápidamente en nuestro espacio vital, machaconamente, sin que nuestro cerebro tenga apenas tiempo para distinguir qué es lo que éste procesa de forma consentida y qué se nos impone por la fuerza de la imagen o el sonido.
Hoy vivimos más que nunca en la sociedad de la información, de las palabras, del intercambio y del cambio. ¿ Cómo és posible que nadie nos tenga que convencer de que es positivo para nosotros subirnos al carro de la información?
¿Por qué, pues, los desalentadores resultados de los últimos estudios de opinión sobre hábitos lectores?
Pienso que es evidente que en España se lee poco y mal, las cifras están ahí. Pero creo que no se trata únicamente de un problema cuantitativo sino, también cualitativo; la cuestión no es unicamente estar mas o menos al día, o aumentar, sin más, nuestra ración diaria del tiempo que dedicamos a leer: se puede ser un lector compulsivo de algunos, -no todos-, de los bestsellers que circulan hoy día de mano en mano y seguir igual o peor que estamos.
De lo que se trata realmente es de estimular en los ciudadanos la capacidad de desarrollar una lectura crítica, responsable, interiorizada, que nos permita adquirir habilidades informacionales, tan necesarias para situarnos competitivamente en el complejo entramado de relaciones e informaciones divergentes que nos ofrece la actualidad; que nos ayude a entender mejor el mundo y a aumentar nuestra capacidad de interacción con él, a nivel personal, social y profesional; así como de poner los medios, por parte de quien corresponda, para que fenómenos como la llamada brecha digital no se conviertan en un factor de exclusión social para muchos.
La lectura, entendida en este sentido, es un medio muy útil de introspección para conocernos mejor a nosotros mismos y saber interpretar la realidad que nos envuelve. Un primer paso es entender por qué leer. El qué, el dónde, y el cómo, es algo que forma parte enteramente de nuestro ámbito más personal.
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