Mientras algunos profetizan que el libro tradicional tiene los días contados, los más reacios, sin embargo, creen que aun falta mucho camino por recorrer para que la edición digital le gane el pulso al formato impreso.
Por lo que respecta a España, el último informe oficial sobre el libro electrónico realizado en abril de este año por el Observatorio de la Lectura y el Libro (adscrito al Ministerio de Cultura), habla de una lenta introducción del libro electrónico en nuestro país.
Según los expertos consultados, ello es debido en gran parte a la ausencia de un modelo de negocio definido en el que tengan cabida los agentes tradicionales de la cadena del libro y a la falta de un marco legal adecuado a los nuevos requerimientos del entorno digital. Sin estos dos condicionantes, opinan, es muy difícil generar expectativas y demandas en el lector hacia el libro digital.
Fuera de nuestras fronteras el panorama es muy diferente. El año pasado, mientras las ventas de libros convencionales caían en los Estados Unidos un 1,8%, las de libros digitales se triplicaban.
El salto hacia el libro electrónico parece haberse convertido en una carrera de fondo en la que nadie quiere quedarse atrás.
Amazon fue una de las primeras librerías online que ofrecía la posibilidad de comprar libros en formato digital, creando incluso su propio dispositivo de lectura, el popular Kindle, que lanzó el 2007, acompañado de un catálogo de 80.000 ebooks.
En un año consiguió vender 538.000 lectores. Hoy Amazon se mantiene como líder indiscutible en el sector. Grandes empresas de tecnología como Google y Apple tienen puestos los ojos también en el nuevo mercado.
Aunque para el lector de a pie todo parece suceder con lentitud —excesiva, en mi opinión— lo cierto es que, nos guste o no, las cosas están cambiando.
Cada día nos sorprende una nueva noticia que viene a demostrarlo: Amazon vende ya más libros en formato electrónico que en tapa dura, el diccionario de la lengua se adapta al nuevo entorno electrónico, los pleitos entre los diferentes agentes implicados en la industria del libro se suceden, empiezan a despuntar las listas de ebooks más vendidos...
Hasta que uno se encuentra con una noticia como la que sigue, y es cuando te das cuenta de que efectívamente la cosa es mucho más seria de lo que creías.
Hace unos días los gerentes de Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías de USA, anunciaban la posible venta de la compañía. El motivo no es otro que el descenso en picado que vienen acusando sus ingresos, ante la fuerte competencia que supone el éxito de ventas de los libros electrónicos.
En un intento por salvar distancias con el mercado digital, Barnes & Noble, lanzó el verano pasado su propio lector electrónico, el Nook, que sin embargo parece no haber tenido el éxito esperado.
Borders, la segunda cadena de librerías en USA más importante hasta el momento, también se encuentra en una situación parecida; tanto es así que ya se rumorea con una posible suspensión de pagos.
Por lo que respecta a España, el último informe oficial sobre el libro electrónico realizado en abril de este año por el Observatorio de la Lectura y el Libro (adscrito al Ministerio de Cultura), habla de una lenta introducción del libro electrónico en nuestro país.
Según los expertos consultados, ello es debido en gran parte a la ausencia de un modelo de negocio definido en el que tengan cabida los agentes tradicionales de la cadena del libro y a la falta de un marco legal adecuado a los nuevos requerimientos del entorno digital. Sin estos dos condicionantes, opinan, es muy difícil generar expectativas y demandas en el lector hacia el libro digital.
Fuera de nuestras fronteras el panorama es muy diferente. El año pasado, mientras las ventas de libros convencionales caían en los Estados Unidos un 1,8%, las de libros digitales se triplicaban.
Amazon fue una de las primeras librerías online que ofrecía la posibilidad de comprar libros en formato digital, creando incluso su propio dispositivo de lectura, el popular Kindle, que lanzó el 2007, acompañado de un catálogo de 80.000 ebooks.
En un año consiguió vender 538.000 lectores. Hoy Amazon se mantiene como líder indiscutible en el sector. Grandes empresas de tecnología como Google y Apple tienen puestos los ojos también en el nuevo mercado.
Aunque para el lector de a pie todo parece suceder con lentitud —excesiva, en mi opinión— lo cierto es que, nos guste o no, las cosas están cambiando.
Cada día nos sorprende una nueva noticia que viene a demostrarlo: Amazon vende ya más libros en formato electrónico que en tapa dura, el diccionario de la lengua se adapta al nuevo entorno electrónico, los pleitos entre los diferentes agentes implicados en la industria del libro se suceden, empiezan a despuntar las listas de ebooks más vendidos...
Hasta que uno se encuentra con una noticia como la que sigue, y es cuando te das cuenta de que efectívamente la cosa es mucho más seria de lo que creías.
Hace unos días los gerentes de Barnes & Noble, la mayor cadena de librerías de USA, anunciaban la posible venta de la compañía. El motivo no es otro que el descenso en picado que vienen acusando sus ingresos, ante la fuerte competencia que supone el éxito de ventas de los libros electrónicos.
En un intento por salvar distancias con el mercado digital, Barnes & Noble, lanzó el verano pasado su propio lector electrónico, el Nook, que sin embargo parece no haber tenido el éxito esperado.
Borders, la segunda cadena de librerías en USA más importante hasta el momento, también se encuentra en una situación parecida; tanto es así que ya se rumorea con una posible suspensión de pagos.
Publicar un comentario